La sonrisa es la marca registrada de Lando Norris. Siempre afable, el inglés siempre hizo a un lado el dramatismo dentro del competitivo mundo de la Fórmula 1, al que llegó a los 19 años para debutar en la temporada 2019 nada menos que con el histórico equipo McLaren, el segundo más ganador de la historia de la Fórmula 1 y la meca para todo joven británico que quería llegar a la máxima categoría. El piloto nacido en Bristol acumulaba carreras sin llegar a la victoria, pero en los últimos tiempos se intuía, acompañado por el claro avance de la escudería de Woking. Y finalmente llegó en el GP de Miami, sexta fecha del ejercicio 2024.
Su sonrisa continúa y simpatía tal vez la haya tomado de su gran referente: Valentino Rossi. “Empecé en las carreras gracias a él”, contó alguna vez. Al principio lo que me atrajo de Valentino fueron sus colores. Probablemente solo tenía cinco años en ese momento y cuando tienes esa edad es difícil que algo te guste por otra razón que no sea que se vea genial. Cuando comencé a competir, Valentino inspiró el diseño de mi casco, se lo di a un diseñador de cascos y dije: ‘¡Amo a Rossi!’ y se le ocurrió uno que era cromado negro y naranja”, agregó. Después de probar en equitación y, claro, en motociclismo, Norris se decantó por las cuatro ruedas a los siete años, cuando su padre lo llevó a una carrera de karting. Desde ahí, su carrera fue meteórica.
Su talento quedó rápidamente al descubierto. Y a eso se le sumó algo fundamental para poder avanzar con firmeza en el deporte motor: dinero. Su padre, Adam, es una de las personas más ricas de Bristol y ocupa el puesto 500 de Inglaterra, con una fortuna de 250 millones de euros. El empresario amasó su fortuna dirigiendo una enorme empresa de pensiones británica y luego creó una empresa de monopatines eléctricos. El dinero del padre siempre fue clave para que Lando pudiera dedicarse al costoso deporte motor. Y lo devolvió con resultados: campeón de la Fórmula 4 Británica, de la Eurocup Fórmula Renault, de la Fórmula Renault 2.0 NEC, de la Toyota Racing Series y de la Fórmula 3. Tras esa última corona, en 2017, fue anunciado como piloto del programa de desarrollo de McLaren. En 2019 fue subido a piloto titular, en lugar de Stoffel Vandoorne.
De entrada, mostró su talento y velocidad en la máxima categoría del automovilismo. Y acumulaba podios, pero no triunfos. Tantos, que llegó a 15 podios sin vencer, récord en la categoría. Y finalmente se rompió la racha en Miami, carrera en la que en algún momento estuvo en duda, porque días antes de comenzar la actividad sufrió un golpe en la nariz en una fiesta. Pero el destino estaba escrito.
Norris había arañado el éxito en el GP de Rusia de 2021, pero su decisión de no parar a cambiar neumáticos cuando comenzó la lluvia, le pasó factura y el éxito se escurrió y terminó en Lewis Hamilton. Pero todo se dio perfecto en Miami. De entrada, por el gran trabajo de McLaren, equipo que dio un enorme paso adelante tras el parón del verano boreal de 2023. La parte final de la temporada pasada mostró a los autos anaranjados más competitivos. Ese final fue un envión genial para el comienzo de 2024. Pero, claro, el arranque de Max Verstappen fue arrollador. Y cuando el neerlandés trastabilló, apareció Ferrari con Carlos Sainz.
La escudería comandada por Zak Brown apostó para Miami por un enorme paquete de mejoras en su MCL38. Fueron diez puntos los que se cambiaron en el auto, que fueron de punta a punta: alerones delantero y trasero, nueva geometría de suspensión delantera, revisaron el conducto de freno, suelo pasado en limpio, cambios en el flujo de aire lateral, nueva cubierta de motor y carrocería modificada para mejorar la aerodinámica, flamantes rejillas de refrigeración y suspensión trasera actualizada. Todo eso funcionó a la perfección, a pesar del jeroglífico que fue la pista de Miami, impredecible en cuanto a temperatura y grip.
Lando Norris y su loco festejo en Miami
Felicitado por Verstappen, Alonso y Sainz, entre otros, el inglés desató toda su alegría contenida al vencer por primera vez en F1.
En la largada la pasó mal. La pasada de largo de Checo Pérez en la primera curva (entró muy mal) lo hizo levantar y quedó sexto, pero siempre con buen ritmo. Del lote de adelante fue el que más estiró la parada en boxes y cuando lo hizo, lideraba y ¡entró el auto de seguridad! Aprovechó la situación para detenerse y volver a la pista adelante. Y después imprimió un ritmo muy superior al de Verstappen y se quedó con el éxito.
“Estaba esperando hace mucho esto y finalmente lo pude lograr. Estoy feliz por todo el equipo. Fue una carrera dura, pero llegó el día. Sabía desde el viernes que tenía el ritmo, faltaba arreglar algunas cositas. Lo hicimos y tuvimos una buena estrategia. Gracias a mi mamá y papá. Estoy muy orgulloso”, señaló Norris tras convertirse en el 114º piloto que gana en F1 y el éxito 184 para McLaren.
Fue extraño ver a Verstappen en el segundo lugar. Sus últimas 21 visitas al podio las había hecho en el primer escalón. La anterior había sido en el GP de Azerbaiyán de 2023, que también fue segundo. Sin dudas, el ingreso del auto de seguridad fue clave para que Max entregara el triunfo. Tampoco tuvo buen ritmo cuando quedó segundo y no pudo poner en aprietos a Norris. Tal vez esa chicana que cortón, en la que voló por el aire con su Red Bull y arrancó un cono delimitador, le haya pasado alguna factura en el piso y alerón delantero. También es cierto que el segundo lugar fue importante en el objetivo de lograr su cuarto título. “Se gana, se pierde, estamos acostumbrados a eso. No anduve bien con el neumático duro. Cuando escuché el ritmo que llevaba el McLaren me di cuenta que estaba perdido. Lando volaba, estoy contento por él”, dijo el tricampeón.
Charles Leclerc completó el podio y su resultado no puede alegrar a Ferrari. Porque si bien sumaron buenos puntos, quedó claro que la Scuderia está detrás de McLaren. Se espera que la Rossa estrene su primer gran paquete de mejoras en Imola, la próxima cita. Lo necesita, porque los de Woking ya no son una a amenaza, son una realidad. Y Lando ya sabe eso de ganar una carrera.